El músculo que has olvidado entrenar
La mayor parte de mi vida la pasé esperando a que alguien decidiera por mí qué debía hacer y cuándo tenía que hacerlo.
Primero, siendo niño.
(Dificil tomar tus propias decisiones cuando, por no poder, aún no puedes ni elegir qué deporte vas a practicar cuando termines con tus obligaciones diarias, las del cole)
Después, en el cuartel.
(Aquí tenía un poco más de libertad porque, aunque mientras vestía uniforme tenía más bien poco que decidir, cuando salía de la base podía hacer lo que quisiera; digamos que tenía cierta capacidad de decisión sobre mi tiempo)
Por último, como empleado.
(Misma situación que en el ejército, pero con ropa diferente, portátiles en lugar de fusiles, y un poco más de “vidilla” porque la verdad es que la empresa en la que estuve aquellos años me trató bien)
Ahora, que hace ya dos años que quise profesionalizar esto que hago y de lo que te hablo en estos emails,
He descubierto algo que compartía hace dos días con mi futura mujer (Sara) en una conversación:
Ya no me canso de decidir.
Curiosamente,
Y me doy cuenta de esto mirando hacia atrás ahora, cuanto menos decidía, más me agobiaba, más me cansaba, más ansioso me ponía, cada vez que tenía que hacerlo.
Pero ahora no.
Me imagino que esto será algo parecido a entrenar un músculo, o algo así:
Cuánto más lo entrenas, más fuerte se vuelve,
Y más ganas tienes de volver a entrenarlo.
La moraleja de todo esto es esta:
Decide todo lo que puedas (o te dejen), y sigue haciéndolo hasta que el no tener la opción de hacerlo se vuelva extraño, contra natura.
¿Cómo sería tu vida si pudieras elegir lo que quisieras?
Yo sé de algunos que ya tienen la respuesta a esa pregunta.