Spoiler de una de las frases que más me gustaron del post que vas a leer:
“Vender no es convencer; es cuidar un vínculo”
Mira que nunca le he dedicado mucho tiempo a profundizar en esto de las relaciones como disciplina.
(Aunque he dicho mil veces que me mola más la gente que a un tonto un lápiz)
Pero cuando encontré, por casualidad máxima, la publicación de
…Aunque estuviera dirigida un 0% a mi perfil…
Me encantó.
Poco después de tropezarme, en plan bien, con lo que hace, alguien de Substack Mafia me dijo que Miren sería “un gran fichaje para nuestro grupo”.
La primera buena noticia es que ya está con nosotros.
La segunda:
Que hoy nos ha regalado este pedazo de post sobre cultivar nuestras relaciones en el emprendimiento.
A disfrutar ;)
*Esta de arriba es la newsletter que encontré por casualidad y que me enganchó en cuestión de segundos. Suscríbete ahora, que es un click.
Emprender es, en esencia, una apuesta por una misma. No solo porque inviertes tiempo, energía y dinero, sino porque, en muchos casos, el producto o servicio que se ofrece está profundamente ligado a la historia personal, a los valores y a la visión de quien lo crea. En un entorno cada vez más saturado y digitalizado, donde los potenciales clientes no te conocen de nada, no pueden mirarte a los ojos ni tomarse un café contigo, saber venderse se convierte en una habilidad imprescindible. Y no hablamos de “vender humo” o de presumir de lo que aún no se ha conseguido (todas estamos cansadas de esto), sino de encarnar lo que ofreces y comunicar con claridad, autenticidad y estrategia quién eres, cómo de transformadora es la experiencia que ofreces y por qué deberían embarcarse en ella.
Encuentra tu identidad: lo que te hace única
Antes de comunicar hacia fuera, hay que mirar hacia dentro para identificar qué te diferencia. Este paso puede parecer abstracto, pero es fundamental. Si no sabes quién eres como emprendedora, qué te mueve, qué te diferencia y cuál es tu propuesta de valor real, tu mensaje será confuso, genérico o poco convincente.
Responde a estas preguntas:
¿Por qué decidí emprender?
¿Qué problema específico quiero resolver?
¿Qué me diferencia de otros que hacen algo similar?
¿Qué tipo de personas quiero atraer como clientes?
¿Qué me gustaría que dijeran de mí cuando no estoy presente?
Este proceso de autoconocimiento no tiene por qué hacerse en solitario. Puedes apoyarte en herramientas como el Ikigai, el análisis DAFO personal o con cuál de los 12 arquetipos de personalidad de Carl Jung encajáis tú y tu marca personal. El objetivo es encontrar un hilo conductor entre tu historia, tus valores y lo que ofreces. Ese hilo será la base de tu branding.
El reto de generar confianza a distancia
Uno de los mayores desafíos de ofrecer servicios online es la barrera de la confianza. No hay contacto físico, no hay un espacio físico que respalde tu actividad, y muchas veces no hay aún un historial sólido de testimonios o casos de éxito. Ante esta realidad, la manera más inteligente y efectiva de transmitir confianza a esos potenciales clientes es trabajando esa relación en ciernes a través de promesas cumplidas y de una comunicación fluida.
Cuando hablamos de vender una marca personal, no hablamos solo de estrategia o de marketing. Hablamos de relaciones. Toda interacción humana se basa en vínculos, y en el mundo profesional —aunque mediatizado por pantallas— sigue siendo así. Ya no basta con tener un logo bonito o un feed atractivo; el verdadero valor está en cómo te relacionas y cómo tratas a tu audiencia, a tus potenciales clientes, a tus colaboradores. Y esa relación, como toda relación significativa, se basa en la confianza.
Para que alguien te elija a ti y no a otro profesional, necesita confiar. Y no hay confianza sin coherencia ni presencia:
Presencia es estar realmente allí para el otro. Es atención plena, es escuchar, es conectar con lo que esa persona necesita y con su mundo interno: sus objetivos o aspiraciones, sus dudas, sus logros y sus bloqueos.
Coherencia es alinear lo que dices con lo que haces. Es que tu mensaje no se contradiga con tus acciones. Es que tu tono, tu estética, tu forma de actuar, incluso tu manera de responder a un correo, sean un reflejo honesto de tus valores.
Cuando encarnas lo que vendes, generas seguridad. Y cuando una persona se siente segura contigo, se abre, confía y te elige. Esa es la base de cualquier vínculo.
Cómo presentarte en el entorno digital y generar confianza
Construir tu marca personal en entornos digitales requiere atesorar algo más que técnica. Exige desplegar intención y humanidad. Te presento algunas de las claves para lograrlo que trabajamos en Relaciones Conscientes Pro.
1. Encarnar lo que vendes
No se trata solo de "vender servicios", sino de mostrar que tú vives y representas lo que ofreces. Si hablas de bienestar, cuida tu bienestar. Si ayudas a otros a ordenar sus finanzas, que tus finanzas estén organizadas. Si enseñas comunicación, que tu comunicación sea clara y empática. No hay truco más poderoso que ser el reflejo del cambio que prometes.
2. Mostrarte vulnerable, pero desde la solidez
La autenticidad no es sobreexponerte, sino mostrar lo humano que hay en ti. Compartir tus aprendizajes, tus errores, tus reflexiones. Las personas conectan con personas, no con marcas pulidas. Sin embargo, esa vulnerabilidad debe estar sostenida desde una identidad clara, desde valores sólidos.
3. Construir una estética que refleje tu esencia
Tu identidad visual importa, sí, pero no desde la perfección, sino desde la coherencia. Que tu estilo, tus colores, tus palabras, tus fotografías reflejen de forma honesta quién eres. No necesitas parecerte a nadie más. Tu marca personal debe sentirse como lo que prometes y eres.
Comunicación consciente: cómo hablar con tu cliente
Comunicar no es solo emitir mensajes; es crear espacios de encuentro. Y para que ese encuentro sea real y valioso, tu comunicación debe ser consciente. Aquí algunos principios para trabajarla:
1. Escucha antes de hablar
Muchos emprendedores se lanzan a ofrecer sin saber realmente qué necesita su audiencia. Haz preguntas, conversa, lee entre líneas. La escucha activa es el mayor acto de presencia. Y eso el otro lo siente.
2. Usa un lenguaje que hable desde lo humano
Evita tecnicismos innecesarios. No quieras impresionar: quieres conectar. Habla con cercanía, usa ejemplos reales, pon al otro en el centro. No se trata de ti, se trata de lo que tú puedes aportar a su proceso.
3. Sé constante, pero flexible
Tener una estrategia de contenidos es importante, pero no debe ahogar tu espontaneidad ni tu sensibilidad. Deja espacio para mostrar quién eres, para responder a lo que emerge, para crear desde lo que vives.
4. Alinea todos tus canales
No se trata solo de lo que publicas en Instagram. Tu forma de responder un mensaje privado, de agendar una cita, de presentar un presupuesto, todo comunica. Pregúntate siempre: ¿esto refleja lo que quiero transmitir? ¿Es coherente con mi propósito?
Cuidar la relación: lo que justifica que te prefieran
Vender no es convencer; es cuidar un vínculo. Cuando alguien entra en contacto contigo por primera vez, está evaluando si puede confiar. Si le inspiras seguridad, si siente que le ves de verdad, si percibe que sabes leerle, que lo que ofreces tiene sentido con lo que eres, te elegirá.
Y esa elección no depende solo de lo que haces antes de que te conozca, sino de cómo lo sostienes después. Cuidar la relación es:
Respetar su tiempo y su proceso.
Ser clara y transparente.
Dar más de lo que esperan (sin caer en la complacencia).
Comunicar desde el respeto y la honestidad.
Reconocer los errores si los hay y responder con responsabilidad.
Tu marca personal no es algo que inventas, es un expertise que cultivas desde tus aprendizajes y tu identidad para contribuir a mitigar un dolor o a alcanzar una aspiración. Lo digital es solo el medio; la verdadera diferencia reside en cómo te presentas ante el otro. La presencia y la coherencia son el corazón de una marca personal humana, consciente y confiable.
Siempre defenderé que encarnar lo que vendes es el camino más corto hacia la confianza. Y cuando generas confianza, generas impacto, fidelidad y crecimiento, algo de lo que las mujeres estamos sedientas. Porque en la vida todo son relaciones. Y las relaciones se construyen, se cuidan y se honran.
Mil gracias, David por dejarme entrar en tu casa. Ha sido un honor, de corazón 💜
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Muchas gracias por el pedazo de post que nos regalas, Miren :)
Desde la desconfianza que me generan estas cosas habitualmente, reconozco que me has bajado la guardia, Miren. Del todo.
Me quito el sombrero. Mil gracias!!!