A ver cómo digo esto sin que se me echen encima todos los psicólogos y prendeinciensos de Substack.
Se me ocurre una frase como intro al tema:
“Antes de apagar el fuego, primero tienes que encenderlo”
Creo que ya lo sabes, pero, por si no, te lo cuento:
Desde que tengo uso de razón, estoy medio obsesionado con todo lo que tenga que ver con mejorar mi propio rendimiento personal.
No lo suelo llamar “Productividad”, porque eso me suena más a Aplicaciones.
Notion, Trello, ClickUp…
O a metodologías de gestión de tareas.
GTD, Eat that frog, 6 tasks…
Y hablar tanto de lo uno como de lo otro, termina derivando en debates tipo “A es mejor que B” que, por un lado, no tienen solución objetiva y, por el otro, no me interesan en absoluto.
Tampoco soy un tío especialmente ordenado.
Quizás es eso.
Pero lo que sí que me llama la atención es el concepto de “ser mejor”.
Ya lo escribió mi hermano
hace unos días en la intro de uno de sus correos.Y, claro:
A base de años de leerme absolutamente todos los libros, vídeos, eventos en directo y grabaciones, que tengan que ver con desarrollo personal.
Y de probar en mí mismo las ideas más locas de “la industria”…
Pues he terminado siendo una especie de oráculo para muchas personas que se me acercan a preguntarme por cómo hacer para rendir más en lo que sea que estén metidos.
Aunque me contraten para hacer otra cosa,
(Convertir un servicio 1-1 en una comunidad online escalable, por ejemplo)
Terminan pidiéndome consejo sobre qué hacer para producir mejores resultados, en menos tiempo, en otras áreas de sus vidas.
Con lo de “adopta mi mente” de SinOficina ha pasado lo mismo.
Quienes consiguieron una sesión conmigo, me dicen algo parecido a esto en la encuesta pre-reunión que les envío:
“Quiero que me eches una mano con [Tema de negocio] y, de paso, que me ayudes con [Bloqueo de rendimiento]”
Los ayudo, claro.
Porque me sale natural, por un lado.
Y porque, la mayoría de las veces, es el problema en tu rendimiento personal lo que hace que tus retos técnicos no se resuelvan.
Un ejemplo fácil de entender:
Aunque tengas una guía paso a paso para pasar de 2.000€/mes a 5.000€/mes con tu negocio digital, si no consigues sentarte en el PC a hacer el trabajo porque la procrastinación, o la ansiedad, te lo impide, no puedes implementar.
Y si no implementas, no llegas al dinero.
Así es con todo.
Tienes que saber qué hacer.
Pero también aprender a dirigir tu cuerpo para que lo haga cuando no quiera hacerlo.
Que, como ya sabes si te has propuesto objetivos medianamente exigentes en algún momento de tu vida…
Es lo que ocurre la mayoría del tiempo:
Tú quieres hacer algo.
Tu cuerpo no quiere hacerlo.
Uno de los dos gana.
El otro se somete.
Y sobre algo parecido a esto venía a hablarte.
Te repito la frase del inicio:
“Antes de apagar el fuego, primero tienes que encenderlo”
Ahora en cristiano:
“La mayoría de los emprendedores con poca experiencia que conozco, pasan más tiempo pensando en cómo hacer para no quemarse, que lo que dedican al trabajo “quemante”, propiamente dicho.”
Más fácil:
No pueden quemarse, porque no están trabajando lo suficiente.
Lanzan cubos de agua a una hoguera que aún no han encendido.
Te sorprendería la cantidad de emprendedores wannabes, con menos de 2 meses de experiencia, que, en lugar de pensar cómo hacer para producir más, únicamente se preocupan por qué elementos de “descompresión” meter en sus rutinas.
Más emprendedores probando mantras, que modelos de negocio.
Es un poco loco.
O a mí me lo parece.
Todos los que llevamos algo de tiempo en esto, ya SABEMOS que tenemos que introducir actividades que nos ayuden a aligerar un poquito la carga de nuestras emprendedoras cabecitas.
Y lo SABEMOS porque, en algún punto de nuestro camino, nos hemos quemado y hemos petado fuerte.
(Más de una vez, seguramente)
La cuestión es que, como ocurre con cualquier otro tema, cada cosa tiene su momento y su lugar.
Hay momentos para trabajar.
Y momentos para recuperarse.
Pero si tienes un negocio que arrancas de cero, y en lo único que piensas es en cuántas horas máximas vas a trabajar al día, en qué podrías hacer para que el trabajo sea menos exigente, o en cuál es el tipo de contenido más cómodo de crear para “no dedicarle demasiado tiempo al marketing”…
Me parece que lo estás haciendo al revés.
Primero, tienes que aprender a imprimir la mayor cantidad de trabajo posible.
Ir a encontrar tu límite.
Tocarlo con la manita.
Y, cuando lo tengas, te agachas, dibujas una línea en el suelo y escribes:
“A partir de aquí, peto”
Y entonces, metes meditaciones, paseos entre bloques de tareas, dietas específicas...
No solo para encontrarte mejor mientras caminas entre el punto 0 (no trabajo) y el punto límite (me quemo).
SINO PARA PODER DIBUJAR LA LÍNEA CADA VEZ MÁS LEJOS.
Sin reventar.
Ese es el objetivo.
Verdad verdadera.
Aún no he leído la biografía de ningún emprendedor de esos que te inspiran en la que se haya escrito algo como:
“Pues, mira, empecé haciendo 4-5 horas de yoga, estiramientos y meditaciones al día, y luego fui metiendo trabajo poco a poco, hasta convertirme en el mejor del mundo en esto”
Giran más bien en torno a:
“Se me fue de las p*tas manos y trabajaba 12-16 horas al día, hasta que casi me mato trabajando y me di cuenta del valor del descanso”
Esto no es para que vayas corriendo a matarte ahora para ser el nuevo Hormozi.
Sino para que le des una vuelta, y entiendas que, en esto, el orden de los factores sí altera el producto.
Un cohete no supera la fuerza de la gravedad terrestre a base de cantar OM y de dar golpes a un gong chino.
Sino quemando combustible como si no hubiera un mañana…
Mientras todos rezan por que los cálculos sean correctos y la nave no reviente en mil pedazos en mitad del lanzamiento.
Y esto, pues también es un poco así.
Así que, si te preocupa tener que tocar con el pie el suelo del acelerador cuando la misión lo requiere…
Igual no puedes ser astronauta.
Me muerdo la lengua como pisoterapeuta (jeje) y te digo que la reflexión sobre la dicotomía "Quiero hacerlo pero mi cuerpo no" es más común de lo que la gente cree. Ahí entraría yo con técnicas y demás. Pero para no densificar, te dejo dos cositas (que seguro conoces) que me han ido de perlas.
Una es el libro de Hábitos Atómicos (que sé que es muy famoso, pero no lo leí por eso). Realmente trabaja a nivel molecular los cambios grandes. Me pareció orgánico.
Y la otra es Scrivener. Adoro ese programa (que no aplicación).
Gracias por lo consejos que recojo con ganas.
Comentando sobre lo escrito, muy cierto lo de la necesidad de encender el fuego, antes de apagarlo. Esa "ley del mínimo esfuerzo" aún sigue y parece que seguirá imperante por un tiempo, para un@s cuant@s. Respecto, a lo que uno quiere hacer y su cuerpo no, yo como he comentado esta mañana en otra note tuya, creo que la mente manda. Actualmente, hay mucha procrastinación generada, a mi parecer, por autoimposiciones de lo que uno tiene en mente que quiere hacer, a saber desde cuándo o porqué, y resulta que no se han tomado el tiempo suficiente, o no se han hecho las preguntas adecuadas para saber si eso es "realmente" lo que quieren hacer, y qué motivos les mueve. A veces, los motivos no son los adecuados para hacernos mover nuestro cuerpo, y la mente lo sabe, y es vaga de cojones y prefiere seguir tirada en el sofá, soñando con lo "que quiero hacer" mientras hago como que miro una serie, o cualquier red social y dejo pasar el tiempo.
PD: Me ha quedado un poco pesimista ¿no?