Hoy no sabía que escribir y pensé:
"Voy a darme un paseo por Notes, que seguro que encuentro algo útil".
Y tanto que sí.
Mira que hay gente que dice que el hate en Substack no existe.
Aunque me parece que deberían afinar un poco más la afirmación y decir algo más parecido a esto:
"El hate VISIBLE ENTRE USUARIOS prácticamente no existe"
Está más oculto que en un Twitter, por ejemplo.
Pero lo que es gente rajando del propio Substack como plataforma, comunidad, red social...
Petadísimo.
Te pego algunas muestras que encontré en mi feed en menos de 2 minutos de reloj.
Este pobre señor está enfadado porque Substack es tóxico y le enseña "pensamientos random de desconocidos random escogidos por un algoritmo".
Hombre, pues no sé.
Para disfrutar de una red SOCIAL tiene que molarte la gente.
Sin querer controlarla.
Y si las plataformas que prefieres tienen que ver con fusilarte los ojos a base de vídeos, o los oídos con libros narrados, mientras te quedas en tu casa metido medio mirando pal techo...
Pues igual tienes razón y Substack no es lo tuyo.
¿Qué más hay por aquí?
Lo del contenido de autoayuda es completamente cierto.
Y también lo contrario, justamente.
Muchas veces entro en el feed de Notes (como hoy, en realidad) solamente para echarme unas risas con lo que pone allí la peña.
No para reírme de ellos.
Pero sí para empaparme de nuevas expresiones semi-suicidas que usan algunos usuarios Gen Z para explicar lo mal que les va en la vida.
O lo muy cabrones que somos los tíos.
O lo jodido que es olvidarnos.
Hace un rato leí por casualidad a un señor que decía que Substack era “propiedad de las chicas argentinas y que el resto somos meros invitados”.
No sé si argentinas, pero tías hay un huevo aquí.
Y para que no se enfade nadie, no diré que donde hay exceso de niñas juntas suele haber también exceso de drama, pero creo que lo pensé.
Más cosas...
Heavy metal esta.
Me encantó esta frase lapidaria para terminar:
"Lo que más odio es que finjan ser una comunidad más empática y alternativa"
He aquí alguien tratando de equilibrar la balanza del buenrollo en Substack.
Hacia el lado del hate, digo.
Me puse un poco triste cuando me di cuenta de que el mensaje en realidad tiene más que ver con la persona que escribe que con lo que está describiendo.
Todos pasamos por fases así de cargar contra el mundo.
Yo mismo también.
La cosa es que este tipo de contenido suele traer engagement (fíjate en sus 19 likes vs el like suelto de las otras dos capturas) y el creador suele terminar creyendo que eso es lo que quiere de él la gente.
Riesgo gordo de convertirte en un señor permanentemente enfadado.
Quienes tengan niños ya saben que si premias un comportamiento negativo, lo vas a tener a diario y por un tubo.
Yo no tengo hijos, pero tengo ojos.
Y algo me dice que mucha de la gente que está usando Substack para ahorrarse terapia van a terminar comprándole sesiones por packs a su psicólogo de confianza.
¿Cuál es el aprendizaje del correo de hoy?
Pues creo que cada uno tiene que sacar el suyo.
A mí el primero que me viene es que quien esté aún fuera de Substack (esto lo leen externos también) se piense muy mucho si quieren entrar aquí dentro a leer este tipo de cosas.
Hay otras muchas buenas, claro.
Como esta, mira:
O esta otra:
:)
Aún hay esperanza para la red social naranja.
Yo creo que sí.
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PD: Pronto empiezo oficialmente a hablar en estos emails sobre Substack Mafia y lo rentable que es estar dentro.
Si no quieres esperar:
"Pero sí para empaparme de nuevas expresiones semi-suicidas que usan algunos usuarios Gen Z para explicar lo mal que les va en la vida". Jajajaja, chacho, chacho.